"(...) Un motivo de la sencillez, y la escasez, de los muebles de la Edad Media era la forma en que la gente utilizaba sus casas. En la Edad Media la gente no vivía tanto en sus casas como acampaba en ellas. Los nobles poseían muchas residencias y viajaban mucho. Al desplazarse, enrollaban los tapices, llenaban los bancos-arcón, desmontaban las camas y se llevaban todo con ellos. Eso explica por qué tanto muebles medievales son portátiles o desmontables. En castellano, francés e italiano, las palabras relativas a muebles, mobiliers y mobilia significan precisamente "lo que se puede mover".

Los interiores medievales, con sus ventanas de vidrio emplomado, sus bancos parecidos a reclinatorios y sus nervaduras góticas, revelan siempre sus orígenes eclesiásticos. Las órdenes monásticas eran las empresas multinacionales de la época: no sólo eran la fuente de innovación científica y tecnológica, sino que también influían en otros aspectos de la vida medieval, entre ellos la música, la escritura, el arte y la medicina. Análogamente, afectaban al diseño de los muebles de los laicos, gran parte de los cuales se originaron en ambientes religiosos: el arca para guardar las vestiduras, la mesa del refectorio, el atril y el sitial. Los primeros cajones de que se tiene constancia se utilizaron para archivar documentos de las iglesias."
RYBCZYNSKI, Witold. La casa: Historia de una idea. Santos Fontenla, Fernando (trad.) Madrid. Editorial NEREA, 1997. p. 37-38.(Publicado originalmente en inglés con el título Home A Short History of an Idea, Viking Penguin, 1986)
ILUSTRACIÓN: Jean-Auguste-Dominique Ingres, La Condesa de Haussonville, Nueva York, The Frick Collection.
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